A mi madre tierra
Vuelvo a ti aunque nunca te abandoné.
Acoge mi cuerpo tú me diste la
Alegría, la grandeza
de vivir y compartir,
lo que hay en ti, tus
campos,
montañas, ríos, valles, la lluvia el viento,
el calor, la nieve y
el frío.
He tenido el placer de sentirlo en
mis carnes y en mis
huesos, la
fortuna y la alegría
de vivirlo junto
a ti, he comido
de tus frutos
y alimentado de tus
carnes, me has
dado cuanto hay en
ti, como una
buena madre cuando
sed tenia me dabas
de beber, ahora el tiempo ha pasado
vuelvo a ti viejo y
cansado sin
vida aparente para
que tú me acojas
y des descanso a mi
cuerpo, tú
lo vistes nacer forma
parte de ti.
Ahora te lo devuelvo, más tú devuelve
mi alma a la luz ella no te pertenece.
Es de quien te dio a ti luz, agua
y viento para que me acogieras y
alimentaras mi cuerpo,
como la cepa que
da vida al sarmiento,
si das fruto,
vuelve a vivir, sino,
al fuego eterno.
J. G. Martín.