¡Cómo me gustaría viajar en un tren
por todos los lugares del mundo¡ Conocer gente de otros pueblos. Saber cómo
piensan de nuestra propia existencia ¿Que
hacemos para enmendar nuestros errores?
Pero me temo que eso no es posible, al menos para mí. El tren en el que viajo,
es el de la prisa. A veces pienso que la vida se me escapa que va pasando delante
de mí, de prisa muy de prisa. El tren en el que viajo
no la puede alcanzar, mucho menos retenerla junto a mí, ni un solo
momento. Hoy me siento como un viajero que ha bajado de él, en un lugar que no
me corresponde. Éste marcha ya sin poder darle alcance, perdiéndose en la
lejanía.
Ahora me encuentro, como si una parte
de mi vida marchara en ese tren, que ya ha cruzado el horizonte de un
atardecer. Me veo subido en un tren que no
me corresponde, con destino a ninguna parte.
Me pregunto ¿Si pudiera subir de nuevo
otra vez a ese tren de la vida, viajaría
lleno de fuerza y vida, para alcanzar el horizonte de un nuevo amanecer?
J. G. M
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